¿Qué sabemos?
El intestino y el cerebro están conectados a través de diferentes vías metabólicas y de señalización, capaces de afectar la salud mental, cerebral y cognitiva.
En la última década, la participación de la microbiota en la comunicación cerebro-intestino como un campo de vanguardia en la investigación.
Multitud de estudios de asociación avalan el papel de la microbiota en la memoria, el aprendizaje, la ansiedad, el estrés, el desarrollo neurológico y los trastornos neurodegenerativos. Siendo las estrategias nutricionales y terapéuticas el objetivo para mejorar el bienestar del cerebro.